Romeo y el balcón

Cuantas historias comienzan con un: "Fue amor a primera vista". Esta historia comienza del mismo modo. Nos conocimos hace algunos años, yo venía de dar muchas vueltas por la vida y ella era nueva en esto de tener un hombre dentro, esa diferencia de experiencias nunca fue una traba para nosotros, y con la primera mirada supe que era para mi. Nos fuimos a vivir juntos a pocos días de conocernos, y juntos también, comenzamos una nueva etapa en nuestras vidas. La amé desde el primer minuto, éramos el uno para el otro, y aunque suene burdo, así fue. La mimé, la cuidé, la iluminé con la misma intensidad cada minuto de cada día que compartimos. La llené de secretos, de afectos y de amor, y a nosotros vinieron mis hijos, mis amigos y todos se alegraron de nuestra unión. Compartimos intensas horas de intensos días de trabajo, fue mi fuente de inspiración en cada tarea que emprendí. Me cobijé en ella en los malos tiempos, pero también compartimos las risas y los vinos de los buenos tiempos. Nunca pretendí que fuera mía para siempre, pero en el fondo lo deseaba con todo mi corazón, aunque sabía que como todo, un día esa relación podría terminar, aún cuando nuestro amor fuera eterno, una de esas percepciones que llevamos dentro pero que queremos mantener en la penumbra con la esperanza de que de ese modo no se vuelvan realidad.
Esta tarde me senté en el balcón mirando hacia adentro, y vi la devastación que también se reflejaba en mi interior, porque muy a mi pesar estoy desarmando esta relación, y al igual que Montescos y Capuletos, y por mucho amor que aún nos una, en pocos días más nos vamos a separar. Estoy seguro de que en el futuro, si volvemos a cruzarnos, cuando nos miremos, este amor seguirá intacto, porque no importa en cuantos nuevos lugares viva en el futuro, mi casa y yo, seguiremos siendo únicos el uno para el otro.




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